Cuando los residuos orgánicos terminan en rellenos sanitarios, naturalmente comienzan a descomponerse producto de la acción de bacterias y en condiciones sin oxígeno, generan Gases de Efecto Invernadero (GEI) altamente contaminantes para el medio ambiente, principalmente gas metano.
Este gas tiene un potencial de calentamiento global 25 veces más alto que el Dióxido de Carbono (CO2), lo que lo convierte en uno de los GEI, de mayor importancia e impacto para el fenómeno del Cambio Climático.
Por eso, al gestionar de forma correcta y sustentable los residuos orgánicos, se contribuye a la reducción de las emisiones de GEI, mitigando así el Cambio Climático.